la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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“No se nace mujer: llega una a serlo”. Simone de Beauvoir / Artículos y videos









(París, 1908-1986) Pensadora y novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer. Originaria de una familia burguesa, destacó desde temprana edad como una alumna brillante. Estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre, que se convirtió en su compañero durante el resto de su vida.



Se graduó en filosofía y hasta 1943 se dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París. Su primera obra fue la novela La invitada (1943), a la que siguió La sangre de los otros (1944) y el ensayo Pyrrhus y Cineas (1944). Participó intensamente en los debates ideológicos de la época, atacó con dureza a la derecha francesa, y asumió el papel de intelectual comprometida. En sus textos literarios revisó los conceptos de "historia" y "personaje" e incorporó, desde la óptica existencialista, los temas de "libertad", "situación" y "compromiso".

Fue fundadora junto a Sartre, A. Camus, y M. Merleau-Ponty, entre otros, de la revista Tiempos Modernos, cuyo primer número salió a la calle el 15 de octubre de 1945 y se transformó en un referente político y cultural del pensamiento francés de mitad del siglo XX. Posteriormente publicó la novela Todos los hombres son mortales (1946), y los ensayos Para una moral de la ambigüedad (1947) y América al día (1948).

Su libro El segundo sexo (1949) significó un punto de partida teórico para distintos grupos feministas, y se convirtió en una obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas características de la opresión masculina. Afirmó que al ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser libre. Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incitó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico.


Fundó con algunas feministas la Liga de los Derechos de la Mujer, que se propuso reaccionar con firmeza ante cualquier discriminación sexista, y preparó un número especial de Tiempos Modernos destinado a la discusión del tema. Ganó el Premio Goncourt con Los mandarines (1954), donde trató las dificultades de los intelectuales de la posguerra para asumir su responsabilidad social. En 1966 participó en el Tribunal Russell, en mayo de 1968 se solidarizó con los estudiantes liderados por Daniel Cohn-Bendit, en 1972 presidió la asociación Choisir, encargada de defender la libre contracepción, y hasta sus últimos días fue una incansable luchadora por los derechos humanos.

Sus abundantes títulos testimoniales y autobiográficos incluyen Memorias de una joven formal (1958), La plenitud de la vida (1960), La fuerza de las cosas (1963), Una muerte muy dulce (1964), La vejez (1968), Final de cuentas (1972) y La ceremonia del adiós (1981).

























  • 5. El secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta.

  • 6. Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa.

  • 7. El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.

  • 8. La familia es un nido de perversiones.

  • 9. Lejos de que la ausencia de dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.

  • 10. El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir.









La mujer comprometida, Simone de Beauvoir (1908-1986)





La figura de Simone de Beauvoir está estrechamente ligada a la historia del feminismo del siglo XX. Pero Simone de Beauvoir no fue solamente una de las feministas más importantes de nuestros tiempo. Escritora, filósofa, defensora de los derechos humanos, fue una mujer comprometida con sus propios ideales por los que luchó toda su vida a pesar de las críticas que recibió de algunos sectores de la sociedad. Su brillante pensamiento y su facilidad por exponer sus ideas la convirtieron en una escritora prolífica, que publicó novelas, textos autobiográficos y ensayos en los que plasmó sus creencias y que se han convertidos en clásicos de la literatura y el pensamiento modernos.



En una cuna católica

Simone Ernestine Lucie Marie Bertrand de Beauvoir nació el 9 de enero de 1908 en París en el seno de una familia burguesa con una moral cristiana muy estricta. Simone y su hermana pequeña Poupette, con la que mantuvo siempre una estrecha relación, fueron educadas en colegios católicos siempre bajo la rígida disciplina de una madre profundamente religiosa. Ya siendo una adolescente, Simone se rebelaría contra la fe familiar declarándose atea y viendo en la religión una forma de subyugar al ser humano. De su padre, un abogado que dejó atrás su sueño de ser actor de teatro, heredó el amor por la literatura.


En los brazos de un filósofo

Simone se fue a vivir con su abuela y empezó sus estudios de filosofía en la universidad de la Sorbona. Con una tesis sobre Leibniz Simone se graduó en 1929. Aquel mismo año, la joven graduada conoció a Jean Paul Sartre con el que iniciaría una relación totalmente distinta a los cánones establecidos. Jean Paul y Simone, quien nunca se planteó la posibilidad de contraer matrimonio, establecieron una relación de pareja basada en el respeto y la libertad de cada uno como individuo. Una relación que duró hasta la muerte del filósofo en 1980.




Simone de Beauvoir se ganó la vida como profesora, profesión que ejerció hasta 1943 cuando tuvo que abandonar el centro educativo en el que impartía clases por la denuncia de una madre que se quejó de las ideas que había transmitido a su hija.


Desde entonces, y hasta el final de sus días, Simone de Beauvoir dedicaría su vida a escribir su credo en distintos registros literarios.


Una invitada para la historia

En 1943 escribía en el París ocupado La invitada, su primera novela. En sus páginas reflejó una relación de tres que ella misma había experimentado con Jean Paul. Sus ideas existencialistas sobre la responsabilidad personal y sus reflexiones sobre la libertad del individuo aparecieron también en sus siguientes novelas, La sangre de los otros (1944) y Los Mandarines (1954), por la que recibió el Premio Goncourt.





En 1945, junto a Jean Paul Sartre y otros eruditos del momento, fundaron la revista Tiempos Modernos que se convirtió en importante referente de la cultura y la política en Francia durante muchos años.


Una feminista controvertida

En 1949, la publicación de El segundo sexo, marcó el inicio de su andadura en el mundo del feminismo. Un inicio controvertido pues su obra fue considerada escandalosa e incluso pornográfica por algunos movimientos católicos. Aun así, sus ideas sobre la emancipación de la mujer, el problema del papel en el hogar y de su faceta como madre como factores opresivos y como freno a su independencia se convirtieron en pilares de muchos grupos feministas contemporáneos y posteriores a ella. A pesar de ver la maternidad como una manera de frenar la libertad de las mujeres, Simone llegó a adoptar a una niña, Sylvie Le Bon de Beauvoir.


Con algunas de aquellas feministas fundó la Liga de los Derechos de la Mujer para que sus ideas pudieran convertirse algún día en hechos.


El legado de una gran pensadora

Simone de Beauvoir falleció en París el 14 de abril de 1986. Sus restos descansan junto a Jean Paul Sartre en el cementerio parisino de Montparnasse.